Rabas congeladas, ¿merecen la pena?

¿Estás planteándote contar con un Proveedor de rabas congeladas y no sabes si merecerá la pena?  Te damos algunas razones por las que pensamos que, sin duda, sí merece la pena tenerlas en tu menú, pero vamos un poco más allá y también te contamos qué tipo de rabas son las mejores para tu establecimiento y por qué las frescas no son la mejor elección.

En primer lugar, se trata de un plato muy socorrido para las tapas y que se realiza muy rápido. Tenerlas en tu congelador te permite sacar cada día la cantidad que calcules que puede hacer falta para la mitad de la jornada y sacar a continuación más para las cenas si crees que serán necesarias. Y nunca tendrás que quedarse sin mercancía porque puedes tener bastante cantidad en tu congelador porque tienen mucho margen.

Puedes elegir entre rabas congeladas sin más y hacerles tú el rebozado para que resulten más caseras o comprarlas directamente rebozadas. Si escoges esta segunda opción tiene que ser un producto de mucha calidad evitando las marcas de segunda que ofrecen más rebozado que raba en sus bocados. Las marcas de calidad consiguen un rebozado fino y muy similar al casero, aunque evidentemente no alcanza la calidad de este.

Las rabas rebozadas se recomiendan para locales en los que se da un picoteo a base de comida rápida. Se pueden echar directamente en la freidora, no es necesario descongelarlas y eso hace que en pocos minutos puedan ir desde el congelador hasta el plato del cliente. Pero si se trata de un restaurante en el que se quieren tener platos de más calidad, la recomendación es rebozarlas uno mismo aunque haya que descongelar previamente el producto. Esto dará un poco más de trabajo, pero a cambio se tendrá un producto a la altura de los comensales.

Es complicado comprar rabas listas para prepararse en una pescadería a no ser que sean previamente congeladas y las vendan descongeladas. En este caso, no podemos volver a meterlas en el congelador y por tanto se deben de consumir en el día. Si las queremos hacer frescas, debemos de comprar el cefalópodo fresco, limpiarlo y cortarlo. Al trabajo que tenemos que realizar se une todo lo que se acaba desperdiciando porque no se le puede dar la forma adecuada. Por este motivo, comprar rabas congeladas suele ser la opción más económica.