Chocolate, ese placer que no tiene que ser culpable

Cuando pasamos ante una tienda de chocolates muchas personas no podemos evitar detenernos un buen rato y mirar con auténtico deseo las tabletas y dulces expuestos. Se produce entonces en nuestro interior una lucha entre lo que deseamos hacer, entrar y comprar algunas variedades de chocolate, y lo que pensamos que tenemos que hacer, seguir de largo.

Pero ¿por qué nos sentimos culpables cuando queremos chocolate?  Esta culpabilidad nace de que se trata de un producto muy alto en calorías, o eso creen. Porque las calorías no provienen del cacao, que es el principal producto del chocolate, sino de las mantecas y grasas añadidas. Por ejemplo, para elaborar los cremosos bombones, a estas mantecas de cacao se añade nata para que se fundan en la boca y proporcionen esa sensación tan agradable de cremosidad en la boca. Y también llevan altas cantidades de azúcar, pues no debemos de olvidar que el cacao, puro, es muy amargo.

¿Podríamos entonces comer chocolate sin tener que sentirnos culpables? Por supuesto, sobre todo si elegimos muy bien la variedad que vamos a consumir:

-Chocolate y no bombón u otras variedades de dulce. Por tanto, que no lleve cremas, nata ni otros añadidos que hacen que las calorías se disparen.

-Chocolate negro con un alto porcentaje de cacao. Cuanto más cacao tenga, más natural será el chocolate. Pero hay que tener en cuenta que también será más amargo, por lo que tiene que tener una buena compensación, a poder ser con productos que no sean azúcar o, al menos no en su totalidad. Los edulcorantes o la Stevia son lo más adecuado para esto, aunque hay que reconocer que el sabor no es el mismo. Por eso, mucha gente prefiere tomar menos chocolate y que sea con azúcar.

– Chocolate envuelto en pequeñas dosis. Uno de los problemas con el chocolate es que abres una tableta y ya no paras y muchas veces no eres consciente de cuánto chocolate te has tomado. Por eso, los productos que son de muy buena calidad y vienen envueltos de forma individual en pastillas o cuadraditos, son mucho más fáciles de controlar. Puedes tomarte una pastilla de chocolate con tu café después de comer, o para completar tu merienda y disfrutar de algo bueno, delicioso y que no va a suponer un problema para tu peso o para tu dieta.