Para cada persona y necesidad existe un seguro capaz de cubrirla: de salud, de vida, de coche, de viaje, etcétera. Sin embargo, todavía no se ha diseñado la póliza perfecta, y es normal que surjan conflictos entre las empresas aseguradoras y sus clientes.
Antes de contratar adeslas, Mapfre, Axa u otras compañías, los usuarios más precavidos deben consultar la opinión de otros clientes para formarse una idea precisa e imparcial de la calidad del servicio o la atención al consumidor. Plataformas como Facebook o Google Maps son una valiosa fuente de información en este sentido. Dado que 3 de cada 10 contratantes de seguros de salud recomendaría su compañía, el índice general de satisfacción no es tan bajo como pueda imaginarse, según el ‘Barómetro del Sector Seguros: Ramo Salud’ de 2020.
Con todo, una de las quejas más extendidas en seguros de salud es la falta de cobertura en incidentes en los que teóricamente se debería disponer de ella. Por ejemplo, las exclusiones más habituales en seguros de vida son los actos delictivos, la sobredosis de alcohol, los desastres naturales o incluso los infartos y derrames cerebrales, dependiendo de la compañía.
Con frecuencia, el desconocimiento de la ‘letra pequeña’ de la póliza es el origen de muchos conflictos entre clientes y aseguradoras, no las malas prácticas de estas. Esta diferencia de entendimientos se hace evidente cuando se produce una subida de la prima que causa sorpresa e indignación en el firmante, al juzgar el incremento arbitrario y contrario a la Ley. Sin embargo, la realidad suele ser bien distinta, pues la subida en cuestión ha sido estipulada en el contrato en la mayoría de los casos.
Percibir una indemnización menor de la esperada también ocasiona fricciones con la empresa de seguros. Esta situación se presenta cuando el perito de la compañía valora los daños sufridos por el cliente por debajo de las previsiones de este o de su equipo legal, generando así un conflicto.