La piedra natural recibe múltiples usos en el sector de la construcción y la reforma. En concreto, la decoración de paredes interiores y exteriores goza de popularidad por su resistencia, propiedades aislantes y carácter ecológico.
Los revestimientos en piedra decorativa destacan, en primer lugar, por ser una materia prima natural y no requerir ningún tipo de procesamiento. Con ello, se reduce drásticamente el dióxido de carbono. En caso de declararse un incendio, no hay riesgo de emisión de gases contaminantes. Por añadidura, es reciclable en un cien por cien, ya que las placas de caliza, mármol o pizarra pueden removerse de una edificación e instalarse en otra sin dificultad.
La versatilidad es otro de los pros del uso de piedra natural en revestimientos. Se adaptan a toda clase de superficies, no sólo de muros interiores y exteriores, sino también de chimeneas, peldaños de escalera o bancos de obra, entre otros.
Además, la piedra natural es un material ignífugo, por lo que su uso en viviendas y locales puede disminuir los daños en caso de incendio. Le corresponde la clase A1 en la clasificación de materiales según reacción al fuego.
El éxito de las rocas naturales en revestimientos de construcción está justificado asimismo en su duración. La mayoría de piedras resisten impactos y roces. Si una de las placas se deteriora, puede sustituirse por otra de iguales dimensiones.
Desde un punto de vista estético, este tipo de revestimientos no tiene nada que envidiar a la madera, el ladrillo, la pintura o el azulejo. En función de su tratamiento, puede transmitir una imagen elegante y sofisticada o más rústica y tradicional.
En construcciones ecológicas, la eficiencia en términos energético ha ganado relieve. Revestir las paredes con piedra natural contribuye a aislar la vivienda del frío o calor del exterior, lo que repercute también en el bienestar térmico y la insonorización.