Por razones de trabajo, de ocio o de necesidad médica, la búsqueda de parkings Cadiz centro y en otros grandes núcleos urbanos es una actividad cotidiana para millones de españoles. Sin embargo, su alta frecuencia no la convierte en tarea fácil, sobre todo en aparcamientos privados donde pueden sobrevenir multitud de incidentes y complicaciones.
En primer lugar, exceder los límites de velocidad en parkings cerrados es un error que numerosos conductores cometen, bien por urgencia, bien por negligencia. En cualquier caso, esta mala práctica no sólo acarrea sanciones económicas, sino que compromete la seguridad del resto de conductores. Si además el usuario circula en sentido contrario, el riesgo se multiplica.
Otra circunstancia en la que multitud de conductores se ven envueltos, es la ocupación de plazas públicos, contiguas a las privadas. Este conflicto se produce por las reducidas dimensiones de la plaza o por un posicionamiento incorrecto del vehículo. Con independencia de la razón, es una falta leve, pues debemos ocupar la plaza asignada respetando el resto de aparcamientos.
Por el contrario, sucede en ocasiones que las dimensiones de la plaza están pensadas para estacionar dos vehículos: uno normal y otro pequeño, como motos o unidades tipo Smart. Estos aparcamientos no deberían ocasionar problemas, pero son muchos los conductores utilizan este tipo de plazas para estacionar un vehículo de tamaño normal cuando otro de similares características ya está aparcado. Como resultado, una de las plazas adyacentes queda parcialmente ocupada, impidiendo que el propietario legítimo de la misma pueda acceder a ella.
Otra situación conflictiva en parkings privados se produce cuando el propietario o arrendatario de una plaza la utiliza para guardar objetos personales, como maquinaria agrícola, electrodomésticos usados, etcétera. Este uso es adecuado y debe evitarse. Las plazas de aparcamiento sólo pueden ocuparse con vehículos o ciclomotores, como es lógico.